26 Ene Florencia Peña: “No necesito de los escándalos para que me vaya bien, yo juego en otras ligas”
Cuando Florencia Peña aceptó la propuesta de realizar Mamma Mia! tenía unas cuantas certezas y otras tantas dudas. Era un personaje seductor, con todos los ingredientes para sumarlo a su vasta colección de heroínas de musicales. Era innovadora, llevando a Villa Carlos Paz un producto no del todo ligado a su cartelera, más vinculada a la comedia y a la revista. Era trabajar con Ricky Pashkus y montar un gigante de 21 artistas en escena, propio de Broadway. Significaba moverse con su familia o alejarse momentáneamente de ella, alterando ese esquema de vida de recién casada en estado permanente. Y todavía faltaba el detalle de una temporada diferente, con nuevo gobierno y la incertidumbre política y económica.
Pero más allá de estos ingredientes, lo que la sigue movilizando al borde de los 50 y con casi 40 años de carrera, se sostiene en su esencia y tiene el peso suficiente para inclinar cualquier balanza. “Siempre me sentí una actriz de teatro”, le dice a Teleshow desde su casa frente al lago, y lo sostiene con el tono enfático de quien dicta una sentencia. Lo de los musicales vino con el tiempo, pero hay algo que no negocia. Eso de salir cada noche a dejar todo sobre el escenario, de ver las reacciones del público en vivo y en directo, de compartir el ritual de la comida posterior y las fiestas eventuales, de ser parte del color y del ritmo de la temporada, de ver su nombre en lo más alto de la marquesina.
Un mes atrás, Florencia le contaba a este medio las sensaciones de la previa, con el estreno a la vuelta de la esquina. Habían terminado los ensayos en Buenos Aires, faltaba la puesta a punto en Carlos Paz, y sentía que la obra y el personaje le explotaban en el cuerpo. Como quien tiene un secreto que no logra contener. Cuando se probó el vestuario, relojeó la escenografía y pisó las tablas del teatro Luxor, la adrenalina fue en aumento, mientras cobraba vida cada pieza del rompecabezas que construye Mamma Mia!. El juego de luces, el seteo de los micrófonos inalámbricos, la música en vivo y demás preparativos demandaron jornadas intensas de diez horas. De excitaciones e incertidumbres. De los temores lógicos e inevitables de las vísperas. “Como siempre, la magia del teatro sucede”, dice la actriz, más satisfecha y aliviada, como si, avalada por la trayectoria, supiera que no había otro final posible.
A pesar de las expectativas altas, la Donna Sheridan del musical inspirado en las canciones de ABBA le está dando tantas satisfacciones que se tienta con ubicarla en lo más alto de su notable galería de personajes. Y el círculo se cerró al ver la respuesta del público, las lágrimas de risa o de emoción, las carcajadas y las miradas atónitas, las dos caras del teatro en vivo y en directo. “Sabía que estábamos haciendo algo lindo, tenía mucha certeza de que habíamos encarado la obra desde un lugar teatral, para que a la gente la emocione pero también la divierta”, sintetiza sobre el musical que realizará en Carlos Paz hasta principios de marzo con producción de Miguel Pardo, y que luego sueña de llevar de paseo por todo el país.